Por: Carlos Kurosawa
“Wall·e” la obra maestra de Pixar. Así se puede definir la última película que nos llega del único estudio de Hollywood cuyo nombre es sinónimo de garantía de calidad. En su corta vida nos ha regalado películas que rozaban la perfección: “Toy Story 1 y 2”;”Buscando a Nemo”, aunque también es verdad que tuvieron algún pequeño resbalón “Bichos”. Ahora se estrena su mejor película, y la más adulta.
En el futuro, la Tierra se ha convertido en un vertedero inhabitable, debido a el desaforado consumismo de los humanos. Huyendo en gigantesco cruceros espaciales, han dejado en el planeta a pequeñas unidades robots llamadas Wall·e, destinadas a la limpieza, hasta conseguir que vuelva a ser un lugar habitable. Pasados unos cuantos siglos, sólo queda una única unidad robot en activo, que con el tiempo ha ido desarrollando comportamientos y sentimientos humanos. Su soledad de decenios se ve interrumpida por una visita inesperada.
Muchos pueden calificar a este film de hipócrita, al llevar a cabo una critica tan descarnada contra el consumismo, viniendo distribuida por todo lo que representa, ese monstruo llamado Walt Disney Pictures(de hecho, antes del comienzo de la película, pasaron unos cuantos anuncios relacionados con juguetitos inspirados en el robot). Tampoco viene al caso entrar en ese terreno resbaladizo por el que se metieron muchos cuando tildaron de hipócrita a “El Club de la Lucha”, del interesantísimo David Fincher.
Si nos centramos en lo puramente artístico, la película es un logro absoluto. Tanto en su planteamiento, nudo, y desenlace del guión. Por no mencionar la perfección de la animación, donde no hay prácticamente diálogo, y nuestros robots protagonistas muestran una gran gama de sentimientos a través de sus ojos, o el soberbio uso del formato panorámico. Y lo más importante, el film transmite esa magia que nos hace sentir críos asombrados delante de la pantalla grande.
Critica al consumismo descontrolado(no es un detalle de más, que el único ser vivo que acompaña al solitario Wall·e en la tierra sea una cucaracha), donde los humanos son obesos, que incluso han perdido la habilidad de caminar, y bajo la manipulación que ejercen los medios sobre nosotros, creando ofuscación sobre lo que nos rodea. El espacio no permite hablar más detenidamente de esta película, pero comento un momento soberbio, que detalla muy bien lo arriba expuesto: en su deseo de volver a la tierra, ante la negativa del gran ordenador, el comandante del crucero repasa las fotos de todos los comandantes anteriores de la nave, puestas sobre una pared, y se da cuenta que siempre detrás estuvo el gran ojo, que es en realidad la maquina que los controla a todos.
domingo, 24 de agosto de 2008
Wall - E
Publicado por Wamid en 16:22
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