domingo, 24 de agosto de 2008

Wall - E

Por: Carlos Kurosawa
“Wall·e” la obra maestra de Pixar. Así se puede definir la última película que nos llega del único estudio de Hollywood cuyo nombre es sinónimo de garantía de calidad. En su corta vida nos ha regalado películas que rozaban la perfección: “Toy Story 1 y 2”;”Buscando a Nemo”, aunque también es verdad que tuvieron algún pequeño resbalón “Bichos”. Ahora se estrena su mejor película, y la más adulta.

En el futuro, la Tierra se ha convertido en un vertedero inhabitable, debido a el desaforado consumismo de los humanos. Huyendo en gigantesco cruceros espaciales, han dejado en el planeta a pequeñas unidades robots llamadas Wall·e, destinadas a la limpieza, hasta conseguir que vuelva a ser un lugar habitable. Pasados unos cuantos siglos, sólo queda una única unidad robot en activo, que con el tiempo ha ido desarrollando comportamientos y sentimientos humanos. Su soledad de decenios se ve interrumpida por una visita inesperada.

Muchos pueden calificar a este film de hipócrita, al llevar a cabo una critica tan descarnada contra el consumismo, viniendo distribuida por todo lo que representa, ese monstruo llamado Walt Disney Pictures(de hecho, antes del comienzo de la película, pasaron unos cuantos anuncios relacionados con juguetitos inspirados en el robot). Tampoco viene al caso entrar en ese terreno resbaladizo por el que se metieron muchos cuando tildaron de hipócrita a “El Club de la Lucha”, del interesantísimo David Fincher.
Si nos centramos en lo puramente artístico, la película es un logro absoluto. Tanto en su planteamiento, nudo, y desenlace del guión. Por no mencionar la perfección de la animación, donde no hay prácticamente diálogo, y nuestros robots protagonistas muestran una gran gama de sentimientos a través de sus ojos, o el soberbio uso del formato panorámico. Y lo más importante, el film transmite esa magia que nos hace sentir críos asombrados delante de la pantalla grande.

Critica al consumismo descontrolado(no es un detalle de más, que el único ser vivo que acompaña al solitario Wall·e en la tierra sea una cucaracha), donde los humanos son obesos, que incluso han perdido la habilidad de caminar, y bajo la manipulación que ejercen los medios sobre nosotros, creando ofuscación sobre lo que nos rodea. El espacio no permite hablar más detenidamente de esta película, pero comento un momento soberbio, que detalla muy bien lo arriba expuesto: en su deseo de volver a la tierra, ante la negativa del gran ordenador, el comandante del crucero repasa las fotos de todos los comandantes anteriores de la nave, puestas sobre una pared, y se da cuenta que siempre detrás estuvo el gran ojo, que es en realidad la maquina que los controla a todos.

No es país para viejos

Por: Carlos Kurosawa
Década de los 70, en un perdido pueblo entre la frontera de México y Estados Unidos. Llewelyn Moss (Josh Brolin) encuentra un maletín con dos millones de dólares, rodeado de cadáveres, en lo que parece haber sido un intercambio de droga fallido. Cuando Moss coge el dinero, se inicia una caza al hombre. Entre los perseguidores sobresale Anton Chigursh(Javier Bardem). El viejo, y desilusionado sheriff Bell (Tommy Lee Jones), los intentará detener.

Los hermanos Coen, dos de los cineastas norteamericanos más interesantes surgidos en los años 80, y tal vez demasiado sobrevalorados, han conseguido levantar una filmografía salpicada de películas notables, en las que sobresalen dos excelentes, como son Muerte entre las flores(1990), y Barton Fink(1991). Filmografía que a partir de O brother!(2000), se les comenzó a notar cierto desgaste en planteamientos y formas. Momento que llegó a niveles muy bajos con sus dos últimos films: Ladykillers(2003) y Crueldad intolerable(2004). Y cuando todo hacia ver que habían entrado en decrepitud creativa, nos traen uno de sus mejores obras No es país para viejos(2007) .Con referencias al western crepúscular, y al cine áspero y violento que rodó Sam Peckinpah en los 70, sobre todo a La huida(1972), y Quiero la cabeza de Alfredo García(1974),
los Coen que han vuelto a recuperar ese pulso narrativo y dominio del tempo narrativo, que siempre los caracterizo. Filmando lo cotidiano con sencillez, pero también con unos resultados, aplastantes.

Dueños de un sentido del humor muy especial, que a veces encaja a la perfección: El Gran Lebowsky(1998); y otras está metido con calzador: Muerte entre las flores. En su nuevo film, por suerte, los escasos momentos en que están a punto de salirse de madre, consiguen controlarse. Otra novedad, es que como suele ser habituales en ellos, no han roto los códigos del género por el que se mueve el film, y es más facil para el espectador poder ubicarse.
Difícil es encontrar una película de los Coen en la que un actor este mal. Y en el caso de éste film todos los actores están excelentes. Cierto es que Bardem está mágnifico, consiguiendo una interpretación soberbia con un personaje de una sola pieza, que a pripri no promete mucho para un actor. Pero no hay que olvidar a unos superiores Josh Brolin, y Tommy Lee Jones.